domingo, 5 de septiembre de 2010

Bicentenario



Si pudiera retroceder 200 años
dejaría toda mi sangre en el suelo
y las cabezas que pudiera
colgadas en la plaza pública,
pero sé que no puedo hacerlo,
y mañana cuando despierte
el bicentenario todavía estará allí
¡diablos!